Hola pipi! Que alegría encontrate acá...
Antes que nada, quiero agradecerte por tu interés en este proyecto! Te cuento un poco sobre mi para conocernos más...
Mi nombre es Lourdes, aunque tod@s -incluso mi familia- me dicen Checha. Desde muy chiquita siempre me interesó toda actividad creativa. Desde el dibujo y la pintura, hasta la costura y el tejido. Pero este último, no llegó a mi vida tan temprano como otros oficios...
En la escuela ya había aprendido a tejer algo de macramé. En los recreos vendía pulseritas, y collarcitos hechos por mi. Cuando terminé la escuela, hice un fugaz paso por la carrera de Bellas Artes. A fines del primer año, me cambié de carrera que me dio un título: Diseño de Indumentaria. Para ese entonces, ya sabía coser y era de lo que más me gustaba hacer en mis ratos libres. No había nada que se comparará a la satisfacción de hacerme mi propia ropa a medida y según mi estilo.
¿Pero cómo llegó el tejido a mi vida? Como salvación.
En el primer año de cursada de la carrera (2006), en la materia de Diseño, nos asignaron un trabajo que marcó un antes y un después en mi vida. Teníamos que hacer 10 unas muestras textiles con diferentes propuestas. En la primer corrección, no sólo no cumplí las expectativas de mi profesora, sino que también recibí un golpe anímico durísimo: no tenía más plata para comprar telas. Tenía que rehacer las 10 muestra y apenas tenía algunos pequeños recortes.
Estuve a punto de abandonar la materia, ya que no tenía dinero para comprar nuevamente materiales! Pero un día, mi madre me sugiere que revise un mueble... que quizás allí había alguna tela que no recordábamos que podría servirme. No encontré telas, pero encontré un aguja de crochet de 2mm (que aún conservo) y varios ovillitos de diferentes hilados de algodón. Mi madre es tejedora de tricot (una muy talentosa) y asumí al encontrar eso, que también sabía tejer a crochet. Resulta que ella nunca había tejido crochet, sólo usaba la aguja de crochet para esconder hebras, más no para tejer.
Al día siguiente, yendo a la facultad encontré en un kiosco de revistas, algo que decía "MANUAL DEL CROCHET". Fue mi biblia! No paré de intentarlo hasta que lo entendí y aprendí a tejer los puntos básicos en base a dibujitos. Sin saberlo no sólo estaba salvando una materia en la universidad, sino que también estaba cambiando mi vida. Todavía no tenía plata para comprar telas, pero ahora tenía algo mucho mejor. Una herramienta que me permitía CREAR DESDE CERO mis propias telas.
No sólo logré presentar las 10 muestras para el trabajo de Diseño, sino que fueron aprobadas con elogios de parte de la docente y de mi alma. Había encontrado algo muy hermoso y desde entonces no paré. No sólo porque comencé a incorporar el tejido en la facultad, sino porque también empecé a probar alternativas laborales. En aquella época recuerdo que tejí muchísimos aritos en hilo encerado y se los vendía a mis compañeras de curso. Me encantaba hacerlos, y eran tan rápidos que empecé con una pequeña producción.
En el 2009 me recibí con 3 prototipos construidos íntegramente a crochet. Una vez que me recibí, comencé mi emprendimiento de ropa en donde diseñaba, hacia patrones para coser, cosía, tejía accesorios y complementos, y mil cosas más. En ese momento, fue abrumador. Mi inversión era chica, yo era chica! Y a la vez, empecé a descubrir cosas de la industria que no me gustaban para nada, como las formas de trabajo en los talleres, por ejemplo. Entré un poco en crisis, no sabía para dónde ir, ni qué hacer.
A modo de despejar la mente, retomé el macramé y cuando quise darme cuenta ya tenía una pequeña producción. Sumado a los aritos de crochet, que tejía en la facultad, ya tenía varios productos para vender. Como caído del cielo y sin pedirle ni un consejo, un amigo vino a casa y me contó que conocía mucha gente que vivía viajando vendiendo sus artesanías. Me contó aventuras, alternativas, experiencias... sembró una semilla que se volvió un árbol.
Desde aquel entonces, hasta la pandemia en el 2020, viajé muchísimo. Empecé viajando por Argentina, conociendo lugares hermosos y vendiendo artesanías en la calle. Cada paso que daba, me animaba un poco más... y así fue como conocí también Chile, Perú, Bolivia, Brasil, Paraguay y Uruguay -hasta ahora. Siempre viajé vendiendo mis artesanías. A veces unos pocos meses, a veces años seguidos. Nunca sabía el tiempo ni el destino final, sólo me entergué a viajar y a vivir la experiencia.
A veces con amig@s, pero en su mayoría sola. Viajé muchísimos años dejando que la vida me lleve, sin pensarlo, entregada al disfrute. Recuerdo una anécdota muy divertida! A medidados el 2014, estaba por la provincia de Santa Fe, y me comuniqué con mi familia para avisarles que no iba a volver aún. Que quería pasar primero unas semanas a Uruguay! Sabes qué pasó? Volví en el 2016, después de vivir un año y monedas en Brasil! Dónde aprendí a trabajar con metal, y comencé a hacer joyería.
En el 2015, conocí a mi compañero de vida y desde aquel entonces, también de viaje! Él con circo, y yo con artesanías... recorrimos playas, ciudades y pueblos trabajando varios meses. Ahorrabamos algo de dinero, y volvíamos unos meses a Buenos Aires. El furor? Siempre fue vender tops tejidos a crochet en diferentes playas de Latinoamérica. Pero en el 2020, cambió todo...
Hasta el 2020, sólo vendía artesanías en la calle, en ferias y festivales. La pandemia nos encerró, nos dejó sin trabajo y sin posibilidad de hacer lo que tanto nos gusta. No sólo dejé de viajar, sino que también tuve que cambiar de trabajo...
En el 2020, comencé a vender patrones para aprender a tejer prendas. Tímidamente, pero con mucha fuerza, emprendí un camino por necesidad. No tenía forma de generar dinero sin ferias, y la virtualidad llegó. No sabía mucho, no tenía ni siquiera una buena cámara en el teléfono, pero nada de eso fue una excusa. Empezó como una necesidad, pero terminé descubriendo una gran pasión que es enseñar y empoderar a otras mujeres a que se animen a vivir de lo que tanto aman hacer.
Mi pasión es enseñar. No lo supe hasta que no empecé a hacerlo! Encontré en el tejido un refugio, una fuente de trabajo y un amor tan grande que es imposible frenar el impulso de compartirlo. Y lo mejor de todo, es que estamos formando juntas una comunidad inmensa de tejedor@s de todo el mundo, en donde aprendemos y nos potenciamos juntas.
En mi Tienda encontras diferentes propuestas para que aprendas a tejer crochet. Desde los diseños más simples, a los más complejos para que te animes a sumar herramientas teoricas y prácticas. Desde patrones, hasta cursos, clases online y más. Todo creado con mucho amor, y con la premisa que aprendas algo nuevo con cada diseño.
Me hace muy feliz que estés acá! Que seas parte de este sueño.
Tejemos juntas?